lunes, 22 de abril de 2013

12.000 horas y el final de un ciclo

12.000 horas esta bien, esta bien que pasen los días, el problema muchas veces es como pasan, si en silencio o de espaldas o de frente, no veo que las sillitas que he conocido protesten, pero yo si, protesto de las razones de mi vida y mi muerte, y protesto de las razones de mis semejantes, fue el final de un ciclo, cuando tome la pluma ya era demasiado tarde y llegaba a la razón de un ciclo con pena y dejadez, no creo que lo viera en mis ojos, sino en los ojos de los demás, la razón fue el perdón y en ella la misericordia de los días que habían pasado cuando moria.

Solo 12.000 horas

Solo 12.000 horas, el resto de días me siento dentro y la sillita descansa de las fatigas diarias, pero a veces llevo tantos años sentada, que la realidad supera a la ficción que dirían antes, me aleje de la vida y me sumergí en la sillita cuando, en 1993 me quede tan sola, no fue por decisión propia, quizás en los años que me aleje de la vida, solo vi la sillita y nada mas, pero la sillita es mi elección, como antes lo fueron las cervezas y las pasiones.

jueves, 11 de abril de 2013

12.000 horas sentada en una silla de mimbre

A las 12.000 horas y unos días, pienso en el frío que he pasado sentada los últimos años, pienso en el frío infernal, en el polar, en el de abril, en los sucesivos meses, pienso en los fríos de mayo y los calores de Agosto, pienso que la vida me dio otra oportunidad y en ella me refugie con pasión y fuerza, pienso en que la vida fue un caos de emociones y en los sucesivos años por activa o por pasiva viví, sentí y note el frió como nadie en el pueblo.