Solo 12.000 horas, el resto de días me siento dentro y la sillita descansa de las fatigas diarias, pero a veces llevo tantos años sentada, que la realidad supera a la ficción que dirían antes, me aleje de la vida y me sumergí en la sillita cuando, en 1993 me quede tan sola, no fue por decisión propia, quizás en los años que me aleje de la vida, solo vi la sillita y nada mas, pero la sillita es mi elección, como antes lo fueron las cervezas y las pasiones.
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