Una vez me cambiaron la sillita de mimbre, fue hace unos dos años, no queria trabajar mas en la sillita de hierro, suplique, me maree, me encaborne y abandone el lugar, en aquella sillita nadie se queria sentar, nadie volvio a ocupar su lugar, nadie abandono el lugar aquel año, la sillita se quejo pero yo ya no estaba para escucharla
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